Antes todo era mejor: La nostalgia y su espejismo.
Creo que la nostalgia nunca le ayuda a nadie y a nada, realmente; solo a las empresas que la comercializan, artistas sin talento ni personalidad propia que hacen "homenajes" porque no tienen mejor idea o a la industria cinematográfica que monetizan historias y franquicias que se hicieron de una reputación hace más de 40 años e insisten en sacarle sabor a ese huesito de durazno que ya está más seco que el pozo de las ideas en Disney.
"¡Antes todo era mejor!": El espejismo nostálgico de las generaciones
Ah, la nostalgia, lo retro, lo antiguo rehecho, re-loaded y actualizado. Ese sentimiento tan peculiar que nos hace creer que en el pasado todo era más bonito, más sencillo y, por supuesto, más “auténtico”. Es como si el cerebro humano tuviera un filtro de Instagram que solo deja pasar los recuerdos cálidos y borra los momentos en que nos quedamos sin internet durante horas. Pero, ¿qué hay detrás de esa idea romántica de que “antes todo era mejor”? ¿Será que las generaciones anteriores realmente vivían en una utopía donde los niños jugaban en la calle sin miedo a ser secuestrados por aliens, o será que simplemente nos gusta idealizar el pasado para no enfrentar los desafíos del presente?
Para empezar, hablemos de la brecha generacional, ese abismo insondable que separa a los millennials de los boomers, a los zoomers de los millennials, y así sucesivamente hasta el fin de los tiempos. Cada generación parece estar convencida de que la siguiente es un desastre andante. Los boomers critican a los millennials por ser “flojos” y “adictos al celular”, mientras que los millennials responden con memes sobre cómo los boomers destruyeron la economía y el planeta. Y los zoomers, bueno, ellos simplemente están demasiado ocupados viralizando TikTok como para preocuparse por estas discusiones. Pero, ¿quién tiene la razón? Spoiler: nadie.

Según el sociólogo Karl Mannheim, autor de *"El problema de las generaciones"* (1928), cada generación tiene su propia “misión histórica” y su forma de ver el mundo, lo que inevitablemente lleva a conflictos con las generaciones anteriores y posteriores. Mannheim argumenta que estas diferencias no son más que el resultado de los cambios sociales y tecnológicos, y no una señal de que el mundo esté en decadencia. Pero claro, es más fácil culpar a los jóvenes por usar emojis en lugar de palabras completas que aceptar que el mundo simplemente evoluciona.
Ahora bien, hablemos de la nostalgia, esa droga emocional que nos hace creer que los años 80 eran una época dorada donde todo era perfecto. ¿Recuerdas cuando no existían los smartphones y tenías que memorizar los números de teléfono? ¡Qué romántico! ¿O cuando la música era “de verdad” y no como la basura que escuchan los jóvenes hoy? (Dicho sea de paso, cada generación dice lo mismo sobre la música de la siguiente, solo que con el reggaetón si aplica en 2025, dejemos eso en claro). La psicóloga Krystine Batcho, autora de *"Nostalgia: The Bittersweet History of a Psychological Concept"*, explica que la nostalgia es una forma de reconfortarnos ante la incertidumbre del presente. Básicamente, es como abrazar una mantita calentita hecha de recuerdos selectivos. Pero, ¿qué tan reales son esos recuerdos? Spoiler otra vez: no mucho, nuestro cerebro siempre nos engaña si lo dejamos.
Tomemos, por ejemplo, la idea de que “antes los niños jugaban y convivían más en la calle”. Sí, es cierto, pero también es cierto que antes no existían tanta comercialización de entretenimiento de los niños, los videojuegos, y la oferta exacerbada a través de los parques infantiles con colchonetas de gomaespuma y supuestamente ahora más seguridad que evitaran que te rompieras la cabeza al caerte de un tobogán. ¿Era mejor? Depende de a quién le preguntes. Si le preguntas a alguien nacido en los 70, probablemente te dirá que sí o tendría recuerdos felices al respecto. Si le preguntas a su madre, que pasaba las noches en vilo esperando que no llegara una llamada del hospital, quizás no esté tan segura. Además de los otros factores como la violencia, por ejemplo en México, pues los niños ya no son tan libres de jugar en las calles como en otras épocas, eso también es cierto.
¿Que será mejor? La idea romantizada del pasado o que las formas de relacionarnos ahora son solo diferentes. Si bien las relaciones son eran más estrechas antes, ahora mismo puedes comunicarte en cualquier momento si así lo deseas.
Y luego está el tema de la tecnología. ¡Oh, la tecnología! Ese chivo expiatorio favorito de los nostálgicos y políticos.- “Antes no necesitábamos celulares para comunicarnos”-, dicen, olvidando convenientemente que antes tampoco existía Google Maps y perderse era una actividad cotidiana para algunas personas. O que antes no había Netflix y tenías que esperar a que pasaran tu programa favorito en la televisión, si es que no te lo perdías porque tenías que cenar con la familia. ¿Era mejor? Bueno, si te gustaba vivir en modo retro, tal vez sí, pero si te encanta ver tus películas, programas o canales favoritos, hablar con tus amigos y familiares que viven en estados o países diferentes al tuyo en el momento en que quieras y cuantas veces quieras, tal vez responderías "no".
En resumen, la idea de que “antes todo era mejor” es, en el mejor de los casos, una simplificación exagerada y, en el peor, un espejismo romántico que nos impide apreciar los avances del presente. Como si estuvieras bien clavado con tu ex, yo como bien dice el filósofo Zygmunt Bauman en su libro "Modernidad líquida", vivimos en una época de cambios constantes que nos genera ansiedad, y la nostalgia nos tranquiliza de alguna manera y es una forma de escapar de esa incertidumbre. Pero, ¿realmente queremos volver a un pasado donde no existían las vacunas, los derechos civiles o, peor aún, sin el Wi-Fi? Yo, por mi parte, prefiero quedarme en el presente, con todas sus imperfecciones, memes incluidos.
En mi opinión, no debemos olvidar que cada época en la humanidad, es un poco como cada época en la vida de una persona, debemos ver en retrospectiva como estuvimos y como nos comportábamos, quiénes éramos y el rumbo que hemos tomado. Pero para eso hay que hacer pausas y no creo que eso suceda pronto, ya que la resiliencia no es una práctica común en cualquiera de nosotros.
En un panorama mundial donde unos tratan de irse hacia atrás y otros empujando con prisa hacia delante en la línea del tiempo de lo que llamamos realidad, para mi es la viva imagen de empujar un vehículo en ambas direcciones al mismo tiempo.
Así que la próxima vez que alguien te diga que “antes todo era mejor”, respóndele con una sonrisa sarcástica y un “sí, claro, y antes no había vacunas”. Porque, al final del día, el pasado no era tan perfecto como lo pintan, y el presente no es tan terrible como lo sentimos. Simplemente es diferente. Y eso, queridos lectores, es lo que hace que la vida sea interesante. O al menos, digna de hacer un buen meme al respecto.
*Nota: nada de esta reflexión aplica para los remakes de Hollywood, antes si había más creatividad en el cine.*
**Bibliografía:**
- Mannheim, Karl. *"El problema de las generaciones"* (1928).
- Batcho, Krystine. *"Nostalgia: The Bittersweet History of a Psychological Concept"*.
- Bauman, Zygmunt. *"Modernidad líquida"* (2000).

Comentarios
Publicar un comentario